- Concentrar todo el peso en el talón de la mano (carpo). Busca conectar la cabeza de los metacarpianos (“callos”) y la yema de los dedos, esto protegerá tu muñeca de la sobrecarga y serás capaz de distribuir el peso correctamente. La base es lo más importante de un edificio, para que esté no se caiga. En el handstand también aplica.
- Hombros y cabeza muy adelantados. Esto nos da al principio la sensación de control pero fuera de la línea, lo que causa rapidamente fatiga. La correcta alineación te permite permanecer por mucho más tiempo sin tanto gasto energético, aprovechando la ventaja mecánica.
- Caja torácica abierta. Cuando falta empuje de hombros y contracción abdominal profunda, las costillas “sobresalen” y cuando queremos subir o permanecer, nos tiran abajo.
- Pelvis en anteversión. Cuando no somos conscientes de la contracción específica de suelo pélvico y glúteos, aumenta la curva lumbar y la extensión general en la columna, lo que es igual al famoso handstand “banana”.
- Retroversión excesiva. Muchas veces al corregir el punto anterior, exageramos ese ajuste saliendo de la línea. Para corregirlo mantenemos la integración de la pelvis y proyectamos talones hacia posterior.
Todos estos “errores” son parte del proceso (he pasado por todos y cada uno de ellos). El proceso está lleno de mucha frustración pero a su vez de una gran evolución a nivel físico y personal, si se gestiona esta frustración con mucha paciencia, compromiso y constancia. Muchas veces nos centramos solo en el objetivo, pero hay que recordar que se trata de todo lo que aprendemos de nosotros mismos en el CAMINO. Confía en el proceso.